Alemania Nazi
La Alemania nazi o nacionalsocialista, el Imperio nazi, el III Imperio Alemán o el Tercer Reich son términos que se refieren a la Alemania del período comprendido entre 1933 y 1945, cuando Adolf Hitler gobernó este país bajo los fundamentos de la ideología totalitaria del nazismo.
Aspectos jurídicos
El término nazi es la apócope de Nacionalsocialismo en alemán. Esta ideología fue institucionalizada en el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (PNSAT), en alemán Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP), también conocido como partido Nazi.
El Tercer Reich es el período y se utiliza como sinónimo para la Alemania nazi. El término fue introducido por la propaganda nazi, que contaba al Sacro Imperio Romano Germánico como el primer Reich o imperio, al Imperio alemán de 1871 como el segundo y a su propio régimen como el tercero. Esto se hizo para sugerir una vuelta gloriosa de la Alemania anterior tras la República de Weimar instaurada en 1919 y que, sin embargo, nunca fue disuelta oficialmente por el nuevo régimen.
El partido Nazi procuró combinar símbolos tradicionales de Alemania con símbolos del partido Nazi, siendo un símbolo único, la esvástica, el más representativo del régimen, en un esfuerzo por afianzar la idea de unidad entre sus ideales y Alemania.
Territorio
Además del territorio de Alemania durante la República de Weimar, el nuevo Reich llegó a incluir, en los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, las zonas con poblaciones étnicas germanas como Sarre, Austria (tras el Anschluss pasa a denominarse Ostmark), los Sudetes (Crisis de los Sudetes) y el territorio de Memel. Regiones adquiridas después del estallido de la Segunda Guerra Mundial incluyen Eupen-et-Malmédy (arrebatada a Bélgica), Alsacia-Lorena (arrebatada a Francia), Danzig y diversos territorios del centro y norte de Polonia. Además, de 1939 a 1945, el Tercer Reich se anexó el territorio checo de la República de Checoslovaquia dándole el nombre de Protectorado de Bohemia y Moravia como un territorio subyugado. Aunque este protectorado se consideraba una parte de la «Gran Alemania», mantuvo su propia moneda y una «frontera interna» comercial con Alemania.
La Silesia Checa se incorporó en la provincia de Silesia en el mismo período. En 1942, el Luxemburgo ocupado se anexa directamente como provincia de Alemania. Las regiones sur y central de Polonia estaban a cargo de un gobierno de ocupación llamado el Gobierno General, aunque en posición mucho menos autónoma que el Protectorado de Bohemia y Moravia, y con la amenaza persistente de «germanizar» totalmente el territorio y expulsar de las ciudades a la población polaca, con miras a una anexión total en el futuro. A finales de 1943, tras la rendición de Italia, Alemania ocupa militarmente Istria y el sur del Tirol, que había sido territorio de Austria antes de 1918; si bien en este caso no hubo anexión directa, el Tercer Reich no permitió control alguno de este territorio a la República Social Italiana, y de hecho estas regiones quedaron bajo administración civil alemana.
Los Estados federados que integraban Alemania según la Constitución de Weimar vieron muy reducida su autonomía por el régimen nazi y sustituidos en sus derechos políticos por los Gaue (distritos) dirigidos por representantes llamados Gauleiter, que fueron completamente leales al gobierno central. En la mayoría de los casos de antiguos territorios extranjeros, el Gauleiter era también responsable de la unión del territorio a un Reichsgau. Estos cambios administrativos habían desmantelado la hegemonía política regional heredada del Imperio Alemán desde 1871. Sin embargo, el título del Primer Ministro de Prusia fue utilizado por Hermann Göring de 1933 a 1945, sin que tales Estados fueran disueltos oficialmente.
Los territorios regionales creados en los territorios ocupados también se los anexionó directamente Alemania. En muchas zonas, se crearon territorios ocupados llamados Reichskommissariat, como por ejemplo el Reichskommissariat Ostland en la Unión Soviética y Ucrania. En el norte de Europa, estaban el Reichskommissariat Niederlande (Holanda) y el Reichskommissariat Norwegen (Noruega), que estaban destinados a fomentar la colonización alemana. En 1944, se fundó un Reichskommissariat en el norte de Francia y Bélgica, anteriormente conocido como la Administración Militar de Bélgica y el norte de Francia, por la que se habían forzado restricciones a los viajes con el fin de fomentar la colonización alemana.[cita requerida]
Las fronteras de facto del Reich cambiaron mucho antes de su derrota militar en mayo de 1945, debido a que la población alemana huyó hacia el oeste ante el avance del Ejército Rojo y la presión de los Aliados occidentales en el este de Francia. A finales de la guerra, tan sólo quedó una pequeña franja de tierra que iba desde Austria a Bohemia y Moravia —así como algunas otras regiones aisladas— que no estuviera bajo el control de los Aliados. Tras su derrota, el Reich fue sustituido por zonas de ocupación administradas por Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos, tanto en Alemania como en Austria. La zona alemana previa a la guerra al este de la línea Oder-Neisse y Stettin y sus alrededores se establecieron bajo administración polaca y soviética, respectivamente. Estos cambios territoriales conllevaron la completa disolución de Prusia como un componente territorial alemán. Prusia por tanto se dividió, quedando su territorio repartido entre Polonia y la Unión Soviética (región de Kaliningrado). Mediante la firma del Tratado de Varsovia (1970) y el Tratado sobre la Solución Final con respecto a Alemania (1990), Alemania confirmó finalmente que aceptaba renunciar a cualquier reclamación de los territorios perdidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Ideología del régimen
Desde una perspectiva internacional, el nazismo había tomado una gran parte de la base ideológica del fascismo que se desarrolló originalmente en Italia con Benito Mussolini. Ambas ideologías participan del uso político del militarismo, el nacionalismo, el anticomunismo, la aprobación de la violencia como método político y el empleo de fuerzas paramilitares como apoyo del régimen, y ambas estaban destinadas a la creación de una dictadura dirigida por el Estado. Los nazis, sin embargo, estaban mucho más centrados en el tema de la «pureza racial» que los fascistas en Italia. Los nazis tenían también la intención de crear un Estado totalitario por completo, a diferencia de los fascistas italianos, que permitieron un mayor grado de libertades privadas para sus ciudadanos, aunque sin tolerar disidencia alguna. Estas diferencias posibilitaron, por ejemplo, a la monarquía italiana seguir existiendo bajo el régimen fascista, así como conservar algunas competencias oficiales.
La naturaleza totalitaria del partido nazi fue uno de sus principales postulados. Los nazis sostenían que absolutamente todos los grandes logros en el pasado de la nación alemana se asociaban con los ideales del nacional-socialismo, incluso antes de que la ideología oficial existiera, mientras que todas las creaciones culturales como la literatura, la música, la pintura, la historia y las ciencias exactas debían quedar sujetas a la censura del Partido Nazi, quien dictaba lo que todo alemán debía aceptar y creer, controlando cada aspecto de la vida de la población alemana, incluyendo jóvenes y niños. A la vez, la propaganda nazi buscaba la consolidación de los ideales nazis y los éxitos del régimen del «líder» o Führer, Adolf Hitler, quien fue retratado como el presunto genio detrás del éxito del partido nazi de Alemania y salvador de la nación, así como líder supremo a quien no debía cuestionarse. Hitler tuvo la capacidad de captar la atención del público a través de sus poderosos discursos y esto le ayudó a ganar un culto a la personalidad por parte de sus seguidores.
La guerra mundial
A partir de 1941, el Estado Mayor de las Schutzstaffel (SS) puso en marcha el programa de explotación de la mano de obra forzada de prisioneros de guerra, en su mayoría ciudadanos polacos, soviéticos y sobre todo judíos, debido al antisemitismo alemán, aunque también se incluyó a gran número de prisioneros franceses y holandeses. El uso masivo de prisioneros de guerra como obreros forzados se debió al fuerte déficit de trabajadores en la industria alemana por la movilización de los varones alemanes al ejército y el creciente esfuerzo bélico que llevaba a crecimientos de la producción industrial de varios dígitos anualmente en todas las potencias bélicas.
Conforme se extendía la duración de la guerra, y ante todo después de la Operación Barbarroja en 1941, la Wehrmacht empezó a requerir un cada vez mayor enrolamiento de varones alemanes en sus filas, y la resultante escasez de trabajadores alemanes fue paliada con mayores cantidades de obreros extranjeros, que ya no solamente eran prisioneros de guerra, sino individuos de los países ocupados (por ejemplo, checos e italianos) que eran forzosamente enrolados por las tropas alemanas para trabajar en el Reich.
Debido a que millones de ucranianos y rusos murieron en la guerra, se originó un superávit en la producción de alimentos de esos países, que sirvió para alimentar a los ciudadanos del Reich, lo cual palió parcialmente la carestía y el racionamiento, aunque la escasez de alimentos empezó a tornarse en un serio problema desde el año 1943 cuando la Wehrmacht era expulsada de grandes zonas agrícolas de Europa Oriental. Conglomerados industriales alemanes, como Krupp, BMW, Mercedes-Benz, Volkswagen o IG Farben - Henkel, participaron en dicho sistema empleando obreros forzados extranjeros en régimen de real esclavitud. También las sucursales alemanas de empresas de origen estadounidense, como Fordwerke, filial de Ford, Dehomag, filial de IBM, y Opel, entonces filial de General Motors, usaron dicha mano de obra esclava.
La economía alemana dependía de materias primas pero Alemania no tenía territorios fuera de Europa que pudieran proporcionarlas (a diferencia de la URSS, EE. UU. o incluso Gran Bretaña). Ello causó que Alemania debiese aprovechar al máximo las materias primas existentes en sus territorios ocupados, así como la capacidad industrial de éstos. No obstante, desde 1943 las tropas alemanas empezaron a perder grandes áreas agrícolas e industriales en Europa Oriental que dañaron su suministro de materias primas, algunas indispensables para la guerra (por ejemplo, petróleo de Rumania), situación que perjudicó no sólo la industria bélica, sino los niveles de vida de los civiles alemanes, quienes no habían sufrido racionamientos hasta fines de 1942. Los bombardeos aéreos masivos de británicos y estadounidenses desde 1944 destruyeron ciudades, industrias y vías de comunicación, lo cual agravó más la situación económica alemana al dificultar la obtención rápida de material de guerra y prácticamente eliminar la fabricación de bienes de consumo, así como aumentar las privaciones de la población civil germana (por la destrucción de bienes particulares y dañar la distribución de alimentos) al mismo ritmo que la Wehrmacht no podía contener el avance de sus enemigos. En marzo de 1945, el propio ministro Albert Speer reconoció ante Hitler el colapso de la economía germana seis semanas antes de la rendición incondicional.
Arte, cultura y formación
En su juventud, Hitler tuvo la aspiración de hacer carrera como pintor, pero fue rechazado en dos oportunidades en Viena. Cuando se convirtió en la cabeza del Estado alemán, apoyó el desarrollo de las artes, exceptuando aquellas que la ideología nazi consideraba como decadentes, y tomó bajo su alero al arquitecto Albert Speer, quien transformó las ideas de magnificencia de Hitler en hormigón.
Buena parte de la producción artística alemana en este periodo se consagró al ensalzamiento de los valores de la familia, la nación y en especial la raza aria, educando a las nuevas generaciones con contenidos antisemitas e intolerantes. En este tema, el ministro de propaganda Joseph Goebbels tuvo un importante papel doctrinario.
La arquitectura también recibió un impulso considerable durante el régimen. Un ambicioso plan, que buscaba convertir Berlín en la capital más imponente del mundo, nunca llegó a concretarse a causa del estallido de la guerra. Durante años Hitler y su arquitecto en jefe Albert Speer proyectaron edificios y planearon un radical cambio urbanístico que actualmente suele considerarse como megalomaníaco.
El primer paso de estos planes fue el estadio para los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, diseñado por Werner March, la única gran obra arquitectónica de este periodo que ha sobrevivido. El edificio albergó el partido final de la Copa Mundial de Fútbol de 2006.
Speer proyectó asimismo la nueva Cancillería del Reich, que incluía un enorme salón dos veces mayor que el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles. Hitler quería construir una tercera Cancillería, aún mayor, aunque nunca se comenzó. La segunda cancillería fue dañada seriamente por el ejército soviético en la batalla de Berlín en 1945. Ese mismo año fue demolida en presencia del Primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill.
En 1937, Speer proyectó el pabellón alemán de la Exposición Internacional de 1937 en París, que estaba situado justo en frente del pabellón soviético. Su diseño magnificente opacó al pabellón soviético. Speer pretendía representar una defensa sólida contra los embates del comunismo. No obstante, ambos pabellones fueron galardonados con medallas de oro por sus diseños.
Otras obras destacadas que han sobrevivido son el Aeropuerto de Berlín-Tempelhof y Prora, una estación vacacional construida en la isla de Rügen.
Entre los proyectos de Speer y Hitler se encuentra la Volkshalle, o Salón del Pueblo, un domo de 200 m de altura y 250 m de diámetro, 16 veces más grande que la Basílica de San Pedro. Hitler también planeaba construir un arco, similar al Arco de Triunfo de París, pero de 100 m de altura, en cuyo interior estarían grabados los nombres de todos los muertos alemanes de la Primera Guerra Mundial. El prematuro comienzo de la guerra evitó que se construyeran estas gigantescas obras debido al racionamiento de materiales de construcción, por un lado, y por otro, a que el peso del monumento excedía las condiciones del terreno. Una probeta de cemento llegó a ser instalada en el lugar, y con el tiempo cedió el terreno.
El cine tuvo en Leni Riefenstahl su representante más destacada, gracias a dos obras: El triunfo de la voluntad y Olympia. Esta última película es admirada por el uso de técnicas innovadoras para la época, si bien ella misma ha sido criticada por hacer propaganda para la ideología nazi.
Por su parte, la formación de las nuevas generaciones estaba tempranamente enmarcada dentro de proyectos nacionalistas, como las Juventudes Hitlerianas. En centros construidos especialmente, como el castillo Vogelsang en la actual Renania del Norte-Westfalia (RNW), se formaba a la élite nacionalsocialista. Tras la caída del régimen, el castillo con sus 330 ha circundantes fueron ocupadas, primero por el ejército británico y a partir de 1950, por el de Bélgica. Desde comienzos de 2006, el complejo forma parte del Parque nacional del Eifel.
Segunda Guerra Mundial
La «Crisis de Dánzig» alcanzó su punto máximo meses después de que Polonia rechazara la oferta inicial de la Alemania nazi en relación con la Ciudad libre de Dánzig y el Corredor Polaco. Después de una serie de ultimátum, los alemanes rompieron las relaciones diplomáticas y poco después Alemania invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939.
Esto dio lugar al inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa, cuando el 3 de septiembre de 1939, el Reino Unido y Francia declararon la guerra a Alemania. La Drôle de guerre (guerra de broma) continuaría. El 9 de abril de 1940, los alemanes azotaron por el norte contra Dinamarca y Noruega, en parte para garantizar la seguridad de la continuación de suministros de mineral de hierro desde Suecia a través de las aguas costeras noruegas. Las fuerzas británicas y francesas desembarcaron en el Midt-Norge (Centro) y el Nord-Norge (Norte de Noruega), para finalmente ser derrotadas en la Campaña de Noruega. En mayo la Drôle de guerre terminó a pesar de las protestas de muchos de sus consejeros, cuando Hitler dirigió las fuerzas alemanas embistiendo contra Francia y los Países Bajos.
La Batalla de Francia fue una abrumadora victoria alemana. Más tarde, ese mismo año, Alemania sometió al Reino Unido a intensos bombardeos durante la Batalla de Inglaterra, y deliberadamente bombardeó zonas civiles de Londres en respuesta a un bombardeo británico a Berlín. Esto pudo haber cumplido dos propósitos, ya sea como un precursor de la Operación León Marino o pudo haber sido un intento de disuadir a la población británica por el apoyo de la continuación de la guerra. A pesar de todo, el Reino Unido se negó a capitular y, finalmente, Alemania aplazó la Operación León Marino indefinidamente para realizar la Operación Barbarroja comenzando la invasión a la Unión Soviética.
Barbarroja también fue brevemente aplazado mientras Hitler desvió la atención para salvar a su aliado italiano en el Norte de África y los Balcanes. El Afrika Korps llegó a Libia en febrero de 1941. En lo que fue uno de los muchos avances en la Campaña en África del Norte, los alemanes tomaron nuevamente gran parte de lo que los italianos recientemente habían renunciado. En abril, los alemanes lanzaron entonces la Invasión de Yugoslavia. Esto fue seguido de la Batalla de Grecia y de la Batalla de Creta. Debido al desvío en el Norte de África y en los Balcanes, los alemanes no pudieron lanzar Barbarroja hasta finales de junio.
Antes y después del intento alemán de tomar Gran Bretaña, la armada alemana realizó ataques a los convoyes aliados en el Océano Atlántico, necesarios para los británicos, ya que ellos proveían suministros desde Estados Unidos, Canadá y las colonias británicas. Las fuerzas británicas fueron forzadas a extender el área para proteger sus convoyes de los ataques submarinos alemanes (U-Boot), así como poner fin a los ataques en la superficie. Los británicos repelieron con éxito varios intentos de ataques alemanes en la superficie durante la guerra. Entre las dos más famosas batallas con los invasores figura un combate en superficie entre el acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee y un escuadrón de cruceros británicos en 1939, que desató una controversia política cuando el buque alemán trató de refugiarse en el puerto neutral de Montevideo, donde posteriormente se vio obligado a abandonarlo y destruirlo por su tripulación para evitar así su captura. El otro fue en 1941 con el Acorazado Bismarck, el más grande y poderoso buque de guerra que hundió las mayores naves de guerra de Gran Bretaña, como el crucero de guerra Hood. El Bismarck fue perseguido y hundido por las fuerzas navales británicas poco después.
Los ataques con submarinos resultaron tener éxito, ocasionando serios daños a la línea de suministros para Gran Bretaña. Con el tiempo, los aliados mejoraron las tácticas de defensa y las nuevas escoltas lograron reducir el número de buques mercantes hundidos. La maquinaria de guerra alemana consiguió mantener el ritmo ante las constantes bajas de U-Boots, debido a sus diseños simples, lo que permitió producir esos submarinos en gran escala y seguir siendo una amenaza para los Aliados durante la guerra.
Alemania invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941 y, en vísperas de la invasión, el ex diputado de Hitler, Rudolf Hess, trató de negociar las condiciones de paz con el Reino Unido en una reunión privada oficiosa después de un aterrizaje accidentado en Escocia. Esos intentos fracasaron y fue detenido.
A finales de 1941, Alemania y sus aliados controlaban casi todos los países de Europa continental y del Báltico, con excepción de los países neutrales Suiza, Suecia, España (debatido si se trata de un aliado del Eje), Portugal (debatido), Liechtenstein, Andorra, Ciudad del Vaticano (posiblemente dependiente del Estado italiano) y Mónaco. En el frente oriental, el ejército alemán estaba a las puertas de Moscú, sufriendo las inclemencias de un duro invierno ruso. Con el tiempo, el ejército alemán se vio obligado a retroceder al no poder tomar Moscú, pero poseían gran parte de los territorios que abarca el Báltico hasta el Mar Negro.
La Alemania nazi declaró la guerra a los Estados Unidos el 11 de diciembre de 1941. Esto permitió a los submarinos alemanes luchar en el Atlántico contra los convoyes estadounidenses que habían venido apoyando el Reino Unido. Antes de eso, Alemania había practicado su propia política de apaciguamiento, tomando drásticas precauciones a fin de evitar la entrada de Estados Unidos en la guerra.
La persecución de las minorías y de los «indeseables» continuó en Alemania y los países ocupados. Desde 1941 en adelante, los judíos estaban obligados a llevar un distintivo amarillo en público y la mayoría fueron trasladados a guetos, donde permanecieron aislados del resto de la población. En enero de 1942, en la Conferencia de Wannsee y bajo la supervisión de Reinhard Heydrich, que estaba presidida por el propio Heinrich Himmler, fue diseñado para Europa un plan para la «solución final de la cuestión judía» (Endlösung der Judenfrage). Desde entonces y hasta el final de la guerra, unos seis millones de judíos y muchos otros, incluyendo a los homosexuales, eslavos y presos políticos, fueron sistemáticamente asesinados por órdenes de Himmler. Además, más de diez millones de personas se convirtieron en mano de obra forzada. Este genocidio es llamado internacionalmente «el Holocausto» y la Shoah en hebreo. Miles de personas fueron enviadas a campos de exterminio a diario (Vernichtungslager, a veces llamadas «fábricas de muerte») y los campos de concentración (Konzentrationslager, KZ), algunos de los cuales fueron centros de detención, pero más tarde convertidos en campos de la muerte con el fin de eliminar a sus reclusos.
Paralelamente al Holocausto, el nazismo llevó a cabo un implacable programa de conquista y explotación en los territorios soviético y polaco capturados, y sus poblaciones fueron reprimidas, como parte de su Generalplan Ost. Según las estimaciones, 20 millones de civiles soviéticos, tres millones de polacos no judíos y casi once millones de soldados del Ejército Rojo murieron durante la llamada Gran Guerra Patria. El plan nazi era adquirir su Lebensraum ('espacio vital') del este practicando una guerra de exterminio en Europa oriental y la Unión Soviética. Además, los nazis aseguraban que un objetivo de esta guerra era «defender la civilización occidental contra el bolchevismo de subhumanos». Debido a las atrocidades del estalinismo, los mensajes nazis tuvieron efecto en partes de la Unión Soviética. Muchos ucranianos, bálticos y soviéticos desilusionados combatieron, o por lo menos se ofrecieron a luchar, junto con los alemanes, y europeos de otras nacionalidades se alistaron en las divisiones de las Waffen-SS.
A medida que la economía se recuperaba de la guerra soviética, a pesar de la pérdida de territorio industrial por los ocupantes alemanes, el Ejército Rojo hizo un gran frente contra el ejército alemán. En 1943 los soviéticos habían derrotado a los alemanes en Stalingrado y comenzaron a empujar hacia el oeste y ganar la batalla de tanques en Orel-Kursk en julio.
Desde 1942, los Aliados occidentales habían intensificado los bombardeos sobre el territorio ocupado por los alemanes. Entre las tácticas aliadas que han sido muy controvertidas se encuentran los bombardeos a ciudades alemanas, que dieron como resultado la completa destrucción de las ciudades de Colonia y Dresde y muchas más. Estos bombardeos fueron la causa de numerosas víctimas entre la población civil, así como de graves dificultades para los supervivientes debido a la destrucción de la infraestructura. La invasión de Italia y el consiguiente colapso del régimen fascista causaron el debilitamiento de las fuerzas alemanas, que se vieron obligadas a dividirse para combatir en dos frentes.
El ejército alemán tuvo que replegarse de nuevo hacia las fronteras de Polonia en febrero de 1944, tras el gran éxito de la Operación Bagratión. Los Aliados abrieron un frente en junio de 1944 en Normandía, al tiempo que los soviéticos se convertían en una auténtica marea en el Frente Oriental. Con una media de tres campañas por frente, el constante bombardeo aliado y el agotamiento del petróleo y de las líneas de suministro permitieron que el territorio alemán fuese poco a poco ocupado.
A medida que se acercaba el Ejército Rojo, los civiles alemanes comenzaron a huir en masa de Silesia y Prusia Oriental y Occidental hacia el oeste por temor a la persecución. Aunque se cometieron crímenes por los Aliados occidentales, muchos alemanes creían que iban a estar más seguros bajo la ocupación de éstos que bajo la soviética. Los testimonios reales y la propaganda sobre las atrocidades soviéticas contra la población civil habían aterrorizado a los alemanes.
Millones de soldados alemanes murieron en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial; las estimaciones más altas hablan de 5,5 millones. Los cadáveres de los soldados alemanes se hicieron tan comunes que dejaron de generar emoción alguna y se convirtieron en una parte habitual y macabra del paisaje europeo de aquella época, y a menudo se les dio un entierro inadecuado o directamente no se hizo entierro alguno. Era posible ver cerdos hambrientos devorando los restos de los soldados alemanes, como por ejemplo cerca del Mosa en 1944, donde los hombres de la 82ª División Aerotransportada fueron impotentes para detener el festín de una manada de cerdos con los soldados alemanes caídos.
A principios de 1945, las fuerzas soviéticas rodeaban Berlín y los estadounidenses y británicos habían tomado la mayor parte de la Alemania occidental. Las tropas soviéticas en movimiento hacia el oeste se reunieron con las tropas aliadas que se desplazaban hacia el este en Torgau, a orillas del río Elba, el 26 de abril de 1945 (Cohen). Con Berlín sitiado, Hitler y los otros miembros clave del régimen nazi se vieron obligados a vivir en la clandestinidad, refugiados en el Führerbunker, mientras que la superficie de Berlín fue constantemente bombardeada por el Ejército Rojo. Encerrado en su búnker subterráneo, Hitler se encontró cada vez más aislado y separado de la realidad, mostrando signos de trastorno mental cada vez más frecuentes, como accesos de ira e infantiles rabietas cuando se le informaba de la difícil situación que afrontaba el resto del Berlín alemán y las fuerzas armadas que allí se encontraban. En un ataque de irá durante una reunión con los comandantes militares se dice que Hitler comenzó a considerar la posibilidad de suicidarse, pues tuvo que reconocer que Alemania ya no podía ganar la guerra.
Berlín fue finalmente rodeado y cortadas las comunicaciones entre la capital y el resto de Alemania. A pesar de la evidente derrota total, Hitler se negó a renunciar a su poder o a entregarse. Sin comunicaciones procedentes de Berlín, Hermann Göring envió un ultimátum a la capital pidiendo asumir el régimen nazi en abril, pues consideraba que Hitler había quedado incapacitad como líder. Al recibir el mensaje, Hitler ordenó airadamente la detención inmediata de Göring e hizo que un avión entregase el mensaje a Göring en Baviera. Más tarde, el Reichsführer-SS Heinrich Himmler, comenzó en el norte de Alemania a comunicarse con los Aliados occidentales en busca de una paz negociada. Hitler, una vez más, reaccionó violentamente a estos intentos y ordenó la detención y ejecución de Himmler. Dada la nula intención de rendirse por parte de Hitler, los intensos combates callejeros continuaron en las desgarradas ruinas de Berlín; los restos del ejército alemán, las juventudes hitlerianas y las Waffen-SS se batían con el Ejército Rojo. Esta batalla se conoce como la Batalla de Berlín. Las fuerzas alemanas sufrieron graves pérdidas, llegándose a reclutar a un gran número de niños y ancianos para defender las bolsas de territorio berlinés todavía no controladas por el Ejército Rojo. El 30 de abril de 1945, asolada la ciudad por la cruel batalla, Hitler se suicidó en su búnker subterráneo. Dos días después, el 2 de mayo, el general alemán Helmuth Weidling se rindió incondicionalmente al general soviético Vasili Chuikov.
Hitler fue sucedido por el Gran Almirante Karl Dönitz como Presidente del Reich, mientras que Joseph Goebbels fue nombrado Canciller del Reich, suicidándose tan sólo un día más tarde. Sin embargo, nadie asumió el cargo de Führer. El gobierno de Dönitz, establecido cerca de la frontera danesa, solicitó sin éxito una paz con los Aliados occidentales. Entre el 4 y el 8 de mayo de 1945, el resto de las fuerzas armadas alemanas se rindieron incondicionalmente en toda Europa (Alemania Instrumento de Entrega, 1945). Finalmente el Mariscal Wilhelm Keitel capituló oficialmente ante el Mariscal ruso Georgi Zhúkov el 9 de mayo de 1945. Era el fin de la Alemania Nazi.
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